Ya son varias entregas que vengo disfrutando de los libros de Pilar Tejera dedicados a grandes viajeras y editados por Editorial Casiopea. Primero fue el turno de las las reinas de la carretera que recorrieron el mundo pilotando todo tipo de artilugios mecánicos, luego de las aventureras que recorrieron los Mares del Sur y ahora he vuelto a disfrutar mucho las aventuras de grandes viajeras recorriendo el lejano Oriente en plena época victoriana.
En esta ocasión conocemos las historias de viajeras que recorrieron Oriente en un tiempo en el que era bastante complicado para cualquiera viajar por aquellos lares. Un momento histórico en el que muchos países que hasta ese momento habían estado aislados se empezaban a abrir, en muchas ocasiones obligados por potencias occidentales como en el caso de China o Japón lo cual no daba pie a que los extranjeros fueran muy bienvenidos y mucho menos si eran mujeres.
Los viajes y aventuras de Ida Pfeiffer, Alicia Ellen Neve, Marianne North, Marie Stopes, Isabella Bird y muchas otras jalonan los capítulos del libro descubriéndonos un mundo en aquel momento (y ahora también, la verdad) muy exótico y con una mirada diferente.
Por todos los rincones de Asia
Con ellas viajamos por Singapur, Ceilán, Corea, China, Japón, Indonesia, Malasia o Tíbet, lugares muy desconocidos e inexplorados que despertaron su interés.
Aunque todas son muy interesantes, quizás las historias que más me han atraído han sido las de Ida Pfeiffer, Marie Stopes y por supuesto la de la grande entre las grandes Isabella Bird.
Pfeiffer cogió las maletas a los cuarenta y cinco años y ya no las dejó. Recorrió Macao y Hong Kong en un momento en el que había bastante odio a los extranjeros y en los que una mujer viajando sola suponía un evento extraordinario que en alguna ocasión estuvo apunto de costarle un disgusto. En su primer viaje pasó por Singapur y llegó hasta Ceilán y la India. En un segundo recorrido que realizó por Oriente años después, pasó por Indonesia donde fue de las primeras personas occidentales en conocer y sobrevivir a los Dayaks de Borneo que tenían por costumbre devorar a los occidentales con los que contactaban.
Muy interesante la historia de Marie Stopes que fue una científica que destacó en el ámbito de la paleobotánica y que además fue de las primeras mujeres en tratar con fundamento el tema del control de la natalidad y una gran defensora de los derechos de las mujeres. Viajó por Japón a principios de siglo siguiendo sus estudios de paleobotánica que la llevaron hasta la alejada isla de Hokkaido, sus viajes los reflejó en su obra Diario de Japón: un registro diario de la vida como lo ve un científico que se publicó en 1910.

Y qué decir de Isabella Bird quizás el paradigma de viajera por excelencia. Recorrió el mundo entero y destacó en los ámbitos de la escritura y la fotografía siendo la primera mujer en ser admitida en la Royal Geographical Society. Recorrió Japón, China, Malasia, Corea, India… En el libro encontramos diferentes viajes que en algunas ocasiones coincidieron con tiempos convulsos en Asia como la guerra Chino-Japonesa, la Guerra de los Boxers o la ocupación de Corea por los japoneses. En cualquier situación, indomable como era, continuó viajando y viendo mundo como a ella le gustaba, adaptándose siempre a las diferentes situaciones que le tocaba vivir.
Me ha resultado curioso un pasaje que relata de su estancia en Malasia un día que llegó a la residencia del gobernador británico en Kuala Kangsar (Perak). Cuando llegó la hora de comer vio que habían preparado mesa para tres comensales y ocurrió esto:
«Tomé asiento, perpleja, ante una mesa tan bien dispuesta, cuando de pronto sentaron a un gran mono y el sirviente malayo trajo otro de inferior tamaño. Luego el criado Shikh vino con un gran perro labrador que ató a mi silla. Todo esto ejecutado con la más profunda solemnidad. El círculo estaba ya al completo y la cena comenzó a transcurrir con toda majestuosidad. Los monos tenían su curry, chutney, piñas, huevos y bananas en platos de porcelana, al igual que yo. La gran diferencia era que, mientras yo esperaba a ser servida, el mono grande resultaba tan descortés como para arrebatar los alimentos de la bandeja que el mayordomo paseaba alrededor de la mesa y el más pequeño comenzó una larga migración desde su silla a la mesa y, sentado junto a mi plato, se servía delicadamente de él. Entonces me pregunté: ¿Podré algún día disfrutar nuevamente de una cena así?».
Isabella Bird vio muchas cosas a lo largo de sus viajes, pero dudo que tuviera otra cena con invitados de tal calibre.
Viajeras por el Lejano Oriente 1847-1910. Pilar Tejera
Ediciones Casiopea
Año 2019 – 250 páginas
ISBN-10: 8494935461
ISBN-13: 978-8494935466