Hace unos meses, disfruté de lo lindo leyendo la Trilogía de Corfú de Gerald Durrell. Así que cuando hace unos días estaba rastreando las estanterías de la biblioteca pública y encontré Misión de rescate en Madagascar lo cogí sin dudarlo. Y no me arrepentí puesto que he disfrutado mucho de la lectura de un gran viaje contado con la fina ironía del bueno de Gerry.
Cualquiera que lea Mi familia y otros animales, podrá comprobar como Gerald Durrell sabía desde siempre que su vida iba a girar en torno a la naturaleza y los animales. Fue un gran zoólogo, naturalista, divulgador y pionero en la conservación de especies en peligro de extinción, realizó un gran trabajo de conservación en la Durrell Wildlife Conservation Trust. Precisamente el viaje que nos narra en Misión de rescate en Madagascar tenía como objetivo conseguir diversas especies malgaches que incluir en programas de reproducción en cautividad desarrollados en varios zoos como en el de Jersey que gestiona la fundación.
En busca del Aye-aye
Junto a su esposa, la también naturalista Lee McGeorge Durrell y un equipo de grabación, Durrell emprendió un viaje a Madagascar después de conseguir permiso del gobierno para capturar y trasladar a Jersey diversos especímenes de especies en grave peligro de extinción como el lémur ratón pigmeo (Microcebus myoxinus), el lémur manso gris (Hapalemur griseus ) o la tortuga de cola plana (Pyxis planicauda) entre otros. Sin embargo, es el Aye-aye (Daubentonia madagascariensis) el animal que más facinó a Durrell y el que le llevó a organizar esta expedición.

La expedición realiza varios recorridos por la isla buscando los especímenes de las diferentes especies. Durante ellos, conocerán muchos aspectos del caracter y cultura malgache.
Su lengua impronunciable como decía Durrell: “El malgache es una lengua sonora y musical, que suena como si alguien vaciase un cubo lleno de canicas de vidrio sobre una escalera de marmol”, su curiosidad innata, sus peculiares costumbres relacionadas con la muerte o la importancia que dan a los los adivinos a la hora de tomar decisiones.
También encontramos esas divertidas anecdotas con los animales que Durrell cuenta como nadie. Desde las peripecias para introducir lémures en la habitación del hotel, sobornar a un ejercito de niños con golosinas para conseguir larvas de escarabajos con las que alimentar a los aye-aye o “simpáticas” anécdotas con la patrulla de patos adoptada por un miembro del equipo y que cada día recorren el campamento como Atila y sus hunos.
Con este libro, Durrell también trató de llamar la atención sobre el grave estado de la natrualeza en la isla de Madagascar (y eran principios de los 90). Así encontramos continuas referencias a problemas como la desaparición de los bosques por la sobrexplotación de la agricultura extensiva, la reducción extrema de los hábitats de diversas especies que las lleva invariablemente a la extinción o el desconocimiento de la población sobre los niveles de protección de la fauna autóctona.
A esto último Durrell le llama la “protección de papel”, se protege a determinadas especies pero esa protección por falta de medios, falta de interés de las autoridades, etc. no se traslada a la población local de forma que estos siguen tratando a esos animales como han hecho habitualmente, capturándolos para usarlos como animales de compañía, cazándolos para comer o simplemente matándolos porque es lo que han hecho siempre.
Sin duda, si tengo ocasión de tener a mi alcance otro libro de Gerald Durrell lo leeré con interés.
Misión de rescate en Madagascar – Gerald Durrell
Editorial: ABC
Año 2004 – 250 páginas
ISBN-10 : 8441320330ISBN
ISBN-13 : 978-8441320338