El primer viaje de Europa a América

Aunque en el colegio y en la mayoría de los libros nos cuentan que América fue descubierta por Cristóbal Colón, el pueblo vikingo ya fue capaz de visitar el Nuevo Continente algunos siglos antes.

Piteas– el viajero griego de quién podéis conocer más en el apartado “Grandes viajeros” de esta web– abrió a los escandinavos el camino del Norte en el siglo III a.C., llegando a Dinamarca, a las Islas Orcadas, y a una lejana tierra que llamó Thule –aún se desconoce si con ese nombre se refería a una de las Islas Feroe o a Islandia-. Posteriormente los normandos (north men) sí llegaron con seguridad a la conocida como Tierra de Hielo y a Groenlandia –que, geológicamente pertenece al continente americano, aunque en este artículo con el hecho de llegar a América nos refiramos a la parte continental del Nuevo Mundo-.

A partir de ese momento, y según la información que ha llegado a nuestros días, fue Bjarn Heriulfson quien en el siglo X d.C., habiendo llegado de Noruega a Islandia para pasar el invierno con su padre, supo que éste había emigrado con Erik el Rojo a Groenlandia, y se hizo a la mar rumbo a aquella isla. Intentando hallar la ruta que había de llevarle a tierra groenlandesa -que no conocía con exactitud-, las corrientes le arrojaron a las costas que, se cree, eran las de Nueva Escocia, Terranova y Maine, en los actuales Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, no existen pruebas de que llegase a pisar suelo americano, limitándose probablemente solo a divisar esas tierras desde su embarcación.

Estatua a Leif Erikson en Shilshole Bay Marina – Seattle.

Sería casi con toda seguridad Leif Erikson, hijo de Erik el Rojo, tras ser enviado por su padre a Noruega para mantener las relaciones entre la metrópoli y las colonias, y estando enterado del descubrimiento de Bjarn Heriulfson, quien en el año 985 se puso en busca de las tierras que aquel había visto. Desembarcó en una tierra pedregosa y estéril que después se supo que era Terranova, y llegó probablemente hasta la bahía de Rhode Island, donde construyó los primeros asentamientos europeos. Unos meses después, volvió a embarcar rumbo a Groenlandia.

El hombre europeo ya había pisado, pues, suelo americano cinco siglos antes de que lo hiciera el celebérrimo Cristóbal Colón.

 

 

 

Bibliografía: “Historia de los grandes viajes y los grandes viajeros”, de Julio Verne.

Sergio Gonzalo

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