Estamos ante un libro de viajes un poco atípico, en esta ocasión no se trata de un viaje en el que el autor visita un lugar desconocido con el ánimo de explorar o descubrir algo nuevo, en “Palmeras de la brisa rápida” su autor, Juan Villoro, escribe sobre un lugar que conoce muy bien ya que Yucatán es la tierra de su abuela y donde vivió cuando era pequeño. Se puede decir que es un viaje muy personal donde se desplaza geográficamente pero también sentimentalmente.
Este libro se publicó en México hace 27 años y ahora se aparece en nuestro país de la mano de Altäir. En su origen, fue un encargo de la editorial Alianza Editorial Mexicana para una colección de libros de viajes y aunque la idea inicial era viajar a Acapulco, finalmente Villoro les convenció para recorrer Yucatán.
Anda por tierras yucatecas en revisando su propio pasado, pero también tras las huellas de los habitantes de aquellas tierras como los mayas, un pueblo peculiar que en Yucatán vive desde hace tantos años. Allí está también la sombra del gran viajero John Lloyd Stephens, que descubrió al mundo todo el patrimonio arqueológico que existía en Yucatán y que permaneció en el olvido durante muchos siglos.
Como ahora es imposible hacer los viajes de exploración antiguos al modo de Stephens, Villoro disfruta de un viaje diferente, basado en lo cotidiano, en las historias de la gente que allí vive y en los profundos cambios que encontró al volver después de tantos años. Un viaje de pasear por la ciudad para observar su evolución, de mirar a la gente en los cafés y por supuesto también de carreteras y caminos, visitas a lugares históricos y míticos.
También de historias, así nos cuenta curiosas historias de luchadores, jugadores de ajedrez como Carlos Torre Repetto, o de los beisbolistas méxicanos , por supuesto también nos cuenta historias de su abuela, que debió ser todo un personaje.
También hay que destacar el lenguaje, el español una lengua tan rica y compleja, riqueza que sobre todo se materializa en el habla del otro lado del charco. El español de Yucatán es una mezcla de influencia cubana, lengua maya, extranjerismos importados por jugadores de béisbol o cantantes de opera. Hay pasajes increíbles, por ejemplo:
– ¿Por qué te quitaste?
– Fui a comprar unos negociantes. Si se me olvidan los invisibles, Bety me da una limpia.
– No embromes. ¡Yo sí que me dejaba!
– Ahora sí tocó piedra con cocoyol. El otro día que se les descompuso no sé qué aparato, Ofelia te tenía negocéalo que negocéalo.
-¡P´uchis!, pasa cada muerte de un judío.
-¡Mato mi pavo!
-¿Y esto atabacado que tienes en la bolsa?
-Una calzonera para el baño de tanque.
-¡Chu, qué linda! ¿Qué te provoca?
-No sé, Bety hizo sandwichón y me chupé una china.
-Mentecato ¿para eso pasas a venir?
-Vine a ver si seguías tan purux.
-Y tú tan colís.
-Bueno, yo me zampo una pata de jamón y queso y tu costeas.
-¡Lagarto!
-¡Parejura!
¿No es genial? Si no entendéis nada como yo y queréis saber que dicen, página 66.
“Palmeras de la brisa rápida” – Juan Villoro
Altaïr
Año 2016 – 194 páginas
ISBN: 978-8494105289
Villoro Imprime letras con una calidez confiable, refleja el contenido de una alma instigadora y altamente analítica. he de confesar que en un inicio me mostré displicente frente al libro que sin dudad a partir de la página 2 ocupó un “espacio” portento en mis “más querido” libros.