John Lloyd Stephens. Explorador y arqueólogo

Cuando en 1805 John Lloyd Stephens nació en un pueblo de Nueva Jersey (Estados Unidos), nada hacía presagiar que su vida iría ligada a la arqueología y los viajes. Para colmo, durante sus años de formación estudió derecho, por lo que su futuro se planteaba como el de un gris abogado, hasta trabajó ocho años en los juzgados de Nueva York.

John Lloyd Stephens

Sin embargo, poco antes de cumplir la treintena tuvo ciertos problemas de salud y sus médicos le aconsejaron que le vendría bien emprender un viaje. Así salió en 1834 rumbo a Europa y no volvería a casa hasta 1836. En esos dos años recorrió Europa del Este y Oriente Medio y si el veneno del viaje le fue inoculado por sus doctores, el de la arqueología le entró tras sus visitas a los grandes yacimientos arqueológicos que pudo visitar durante su viaje.

Esas vivencias las plasmó en los libros “Incidentes del viaje a Egipto, Arabia y Tierra Santa” (1837) y en ”Incidentes del viaje a Grecia, Turquía, Rusia y Polonia” (1838). Ambas obras fueron ilustradas por Frederick Catherwood, arqueólogo, arquitecto y dibujante inglés que fue su acompañante principal en sus viajes.

Sin embargo, el viaje que más profundamente marcó su vida fue el que en 1839 realizó a Centroamérica. Interesado por diferentes lecturas, la principal un informe del Coronel Juan Galindo en el que nombraba restos arqueológicos en la península del Yucatán, presionó al presidente de los Estado s Unidos Martin Van Buren (el octavo, a mí ni me sonaba….), para que lo enviara como embajador especial a América Central.

Así en 1839 partió junto a su inseparable Catherwood rumbo a América Central, más intrigado que nunca tras leer a Domingo Juarros y Lacunza, historiador guatemalteco que nombra que cerca de Copán en Honduras aún existían los restos de edificios construidos por alguna civilización precolombina.

John L. Stephens - Yucatan

¡Y vaya si descubrieron! En sus expediciones centroamericanas encontraron por ejemplo, las ruinas de las ciudades mayas de Copan en Honduras o Palenque y Uxmal en México. Stephens empezó también su labor arqueológica, por 50 dólares compró el terreno donde se encontraba Copán y comenzó las excavaciones. Sus viajes y descubrimientos centroamericanos los plasmó como no en un nuevo libro de incidentes, “Incidentes del viaje por Centroamérica, Chiapas y Yucatán”, que se publicó en dos volúmenes en 1841. Una segunda expedición se reflejó en “Incidentes del viaje por Yucatan” publicado en 1843 y en él se detallaban trabajos de exploración de hasta 44 lugares arqueológicos encontrados por Stephens y Catherwood. Por supuesto ambas obras estaban acompañadas de los dibujos de Catherwood.

Hasta el fin de sus días en 1852 mientras trabajaba en Panamá en la construcción del ferrocarril Trans Ístmico, Stephens siguió estudiando y publicando sus descubrimientos sobre la civilización maya. Es considerado como uno de los fundadores de la arqueología mesoamericana.

Fue enterrado en el cementerio neoyorquino de Old Marble donde en 1947 un grupo de admiradores colocaron en la entrada a su tumba una placa con motivos mayas que reza: “Bajo esta bóveda se encuentran sepultos los restos de John Lloyd Stephens (1805-1852), viajero y autor, precursor en el estudio de la civilización maya de América Central, proyectista y constructor del ferrocarril de Panamá.”