Hace ya muchos años llegó a mis manos un libro titulado Vagabundo en África de un tal Javier Reverte. Yo que siempre he sido lector curioso, pero que en aquella época no tenía ni idea de qué era la literatura de viajes, lo devoré en unos pocos días. Aquel libro aunaba un montón de cosas que me interesaban, la historia, la geografía, la aventura y encima estaba narrado por un tipo inteligente y culto, que salpicaba el texto con reflexiones interesantes sobre todo lo que vivía y veía.
Gracias Javier por descubrirme la literatura de viajes.
Después de aquel libro, vinieron muchos otros, por supuesto todos los de Javier, pero también muchos más, lecturas que me han ido acompañando y enriqueciendo a lo largo de mi vida. Además de inocularme el veneno de la literatura de viajes, Javier también me llevó directo a otros muchos libros. Y es que después de acabar cualquiera de sus libros me entraba la necesidad de leer las obras y autores que motivaban sus viajes. Así llegaron Homero, Jack London, Joseph Conrad, Joyce o Kavafis, también otros viajeros ilustres como Livingstone, Chatwin, “el diablo” Burton o su gran amigo Manu Leguineche.
Leo en el artículo que le dedicaba ayer el gran Jacinto Antón que Javier decía “Hay que viajar como sea”, “la gente que viaja aprende tolerancia”. Y citaba a Aldous Huxley: “Viajar es descubrir que todo el mundo se equivoca”. Yo seguiré viajando todo lo que pueda entre las páginas de los libros de viajes que me descubrió Javier para ser más tolerante y seguir constatando que todo el mundo se equivoca.
Ciao Martin.