La exploración del continente africano está llena de historias increíbles, una de ellas dio una de las frases más famosas de la historia de la exploración: “¿El doctor Livingstone supongo?”.
La frase la pronunció Henry Morton Stanley cuando el 10 de noviembre de 1871 encontró al desaparecido doctor David Livingstone en el lago Tanganica. Llevaba varios años sin ver a ningún hombre blanco.
Es la figura de H.M. Stanley muy controvertida. Y es que era un tipo de armas tomar. Mentiroso compulsivo, insensible y enormemente racista, estaba convencido de la supremacía de la raza blanca, lo que le llevaba en ocasiones a ser enormemente cruel con los negros (era de látigo fácil), e incluso con sus compañeros blancos, a los que reprochaba un comportamiento impropio de su raza. Sin embargo, también era capaz de admirar a aquellos hombres tan leales y duros como así lo indica en varios pasajes del libro. Era un tipo valiente y decidido, y se ve desde el principio con su estilo a la hora de escribir, rápido, directo…
El explorador que fue en busca de Livingstone
La aventura empezó curiosamente en Madrid, donde se encontraba Stanley cubriendo la guerra carlista en 1869. Allí recibió un telegrama “Venga a París. Asunto importante”. El telegrama lo enviaba el editor del New York Herald, James Gordon Bennett, y el asunto era un trabajo muy especial. La búsqueda del explorador y misionero David Livingstone que llevaba perdido varios años en el corazón de África oriental.
Sin embargo el viaje de Stanley le llevaría antes de su llegada a África a pasar por Egipto donde cubriría la inauguración del Canal de Suez, Jerusalén, Estambul, Crimea, India, Irak… para llegar finalmente a la isla de Zanzíbar en 1871 donde organizaría la expedición que trataría de encontrar a Livingstone.
Desde allí se adentró en África con una expedición de jeques árabes de Zanzibar, tratantes de esclavos que eran un verdadero ejército y participó con ellos en la guerra contra el caudillo Mirambo que en aquellos años se levantó contra los tratantes de esclavos. Stanley un tipo de gatillo fácil no dudó en participar con los jeques en alguna que otra batalla, pero al fin decidió mantenerse al margen de aquella guerra y seguir con tras su objetivo, encontrar a Livingstone.
Así que finalmente partió hacia el lago Tanganica, desde donde habían llegado noticias de que habían visto un blanco en la aldea de Ujiji. Stanley no tuvo dudas de que se trataba de Livingstone y hacia allí dirigió sus pasos.
¿El doctor Livingstone, supongo?
El encuentro tuvo lugar el 10 de noviembre de 1871:
“– ¿El doctor Livingstone, supongo?
– Sí caballero – contestó con benévola sonrisa, descubriéndose a su vez.
Entonces nos estrechamos las manos.”
Stanley permaneció cinco meses con Livingstone, que estaba enfermo cuando este lo encontró. Durante ese tiempo, exploró junto al escocés las costas orientales del lago Tanganica donde comprobaron que este no enviaba sus aguas al río Nilo. También descubrieron que el río Ruzizi desembocaba en el lago y no partía de él como hasta entonces se presuponía.
Stanley insistió a Livingstone para que regresara junto a él, pero Livingstone se negó en redondo. En marzo de 1872 ambos se despidieron para no verse nunca más. Stanley partió de vuelta a la costa y Livingstone permaneció en el centro de África continuando con sus exploraciones. Murió el año siguiente en un pequeño poblado del lago Bangweulu, en la actual Zambia.
Ya de vuelta en Gran Bretaña, Stanley se encuentra con que su expedición y su encuentro con Livingstone es muy cuestionado y se duda de todo su relato, de las cartas que el propio Livingstone le entregó, de sus descubrimientos… de todo. Los pasajes finales del libro narran sus enfrentamientos con la Sociedad Geográfica, con periódicos… Finalmente sus descubrimientos e historia fueron aceptados y recibió el reconocimiento que se merecía.
Está claro que a Stanley se le puede reprochar su punto de vista profundamente racista, su carácter violento o su tendencia a contar medias verdades, pero lo que nadie puede reprocharle es su determinación en conseguir sus objetivos.
“En busca del doctor Livingstone. Viaje al centro de África” – Sir Henry Morton Stanley.
Planeta
Año 2004