Cuando terminas un libro como “El camino más corto” te queda una sensación de has leído algo excepcional. Según he leído en algún sitio, Enric González ha dicho que este libro “debería ser de lectura obligatoria para todos los estudiantes de Periodismo”, yo la verdad es que si fuera estudiante de periodismo y leyera este libro me entusiasmaría bastante. En cualquier caso debe ser de lectura obligatoria para todos aquellos a los que les guste la literatura de viajes, el periodismo de verdad y la aventura.
“El camino más corto” es un gran libro en todos los sentidos, en sus más de 600 páginas relata casi tres años de viaje en coche alrededor del mundo. El viaje que emprendió Manu Leguineche junto a tres periodistas norteamericanos Harold Stevens “el jefe”, Albert Podell y Steve Woodrow y el malogrado fotógrafo suizo Willy Mettler. Los cinco se embarcaron en la expedición llamada Trans World Record Expedition, cuyo objetivo era batir el récord de 33.790 kilómetros que Peter Townsend consiguió a finales de los 50. Lo superaron en más de 5.000 kilómetros, pero eso es lo de menos, lo importante como en cualquier viaje nunca es el destino, sino el propio viaje.
Una ruta por cinco continentes
En 1965, Manu tenía 23 años, poco que hacer en Madrid y unas ganas terribles de viajar. Así que ¿cómo no apuntarse a una expedición como aquella? Sus compañeros le permitieron unirse a la expedición sin poseer ningún conocimiento esencial para el viaje, “sabía jugar al mus y al fútbol, cantar canciones en euskera, escribir reportajes y otras cosas igualmente inútiles y nada prácticas para dar una vuelta alrededor del mundo” ni falta que hacía, eso sí cantando “Granada” Manu lo bordaba.
El libro es excepcional por el viaje, por la forma de narrar del autor, por los lugares que visitan y sobre todo por la cantidad de aventuras que vivieron. Y es que en esos 2 años largos a Manu le dio tiempo a vender píldoras vitamínicas con mercaderes chinos en Tailandia, vagar por desiertos africanos con disentería, ir a la caza de un tigre de bengala devorador de hombres en la Índia o jugar al fútbol con el mismísimo rey de Camboya Norodom Sihanouk, y encima hacerle marcaje al hombre.
Manu Leguineche, el jefe
Especialmente interesante el momento de la historia en que tiene lugar la expedición. Así los expedicionarios atraviesan diferentes países que se encuentran en un periodo previo a los grandes cambios que sucedieron en los años 70, por ejemplo en Irán todavía manda el Sha, en Afganistán o en Libia todavía hay rey, en Egipto Nasser conducía los designios del país con mano de hierro y en el sudeste asiático están empezando las grandes guerras que marcarán los años posteriores como la de Camboya o Laos, además la de Vietnam está en uno de sus periodos más duros. En esta edición, anotaciones a la publicación original del propio Leguineche, le dan una nueva visión a los pasajes del libro ya que Manu compara lo que vio en esos países durante su vuelta al mundo con visitas posteriores realizadas ya en los años setenta, ochenta e incluso noventa.
El viaje también valió a Manu para hacer de manera directa aquello para lo que había nacido, ser reportero. Así fue testigo directo de varias guerras como la guerra entre India y Pakistán o la de Laos o la de Vietnam, le dio tiempo además a entrevistar a grandes personajes de la historia como la Madre Teresa de Calcuta, el Dalai Lama, Indira Gandhi o el serpa Tenzing Norgay el primer hombre junto a Sir Edmund Hillary que pisó la cima del Everest.
Por ponerle un pero al libro, la parte final ventila en unas pocas páginas todo el recorrido por Australia y Estados Unidos, la verdad es que esa parte me ha sabido a poco.
Un libro imprescindible que se disfruta desde la primera a la última página, y que se ha convertido por derecho propio en uno de los grandes clásicos de la literatura de viajes española.
“El camino más corto” – Manu Leguineche
Ediciones B
Año 2017 – 688 páginas
ISBN: 978-84-666-5928-4
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He de agradecer esta reseña ya que me permitió conocer la existencia de este libro que he disfrutado de principio a fin.
Para mí que apenas supero la treintena, me ha hecho adentrarme en el mundo de los 60.
Las actualizaciones que incluyó a mediados de los 90 Leguineche ayudan a actualizar situaciones.
Por cierto, muchos conflictos políticos o bélicos de aquella época, siguen hoy vigentes.
Coincido con lo que apuntáis, me ha quedado la espina clavada de que no sea más extensa la parte dedicada a Australia. Por ello, y nuevamente os doy las gracias, he mirado cómo podía saber más de nuestras antípodas y me adentraré en el libro de Bill Bryson, “En las antípodas”
Hola Víctor.
Gracias por el comentario.
Ya verás como te encanta “En las Antípodas” de Bryson, te reirás un montón.
Un saludo!
El libro El camino más corto no se extiende en Australia por una simple razón: Leguineche no viajó a Australia con el resto del grupo. Pero él lo oculta. No es ético, pero sí práctico para vender mejor el libro. El propio organizador del viaje, que escribió un libro, lo cuenta, y desvela que Leguineche no fue a Australia. De todos modos, encuentro el libro de Leguineche un documento de cómo era la política en esos países que se atraviesan, pero él mismo no es viajero, es reportero, o periodista, que es muy diferente. Un viajero de verdad agarra su mochila y se pasa tiempo en la India y demás países cogiendo trenes y mezclándose con la gente, y tras ese viaje planea otro viaje largo al centro de África, por ejemplo, o a Sudamérica. Incluso el título “el camino más corto” no es de Leguineche, sino de un filósofo alemán. De todos modos hay que reconocer que Leguineche fue un gran reportero.