En 1842 Charles Dickens, el escritor británico más famoso de su tiempo viajó hasta los Estados Unidos, donde recorrió diversas ciudades del país junto a su esposa Catherine Hogarth. Las impresiones de su viaje quedaron por escrito en Apuntes sobre América que fue publicado originariamente en ese mismo año. La edición que he leído es de la editorial Guillermo Escolar y recoge el texto de una edición posterior, la llamada “edición barata” que incluye un prólogo que el autor añadió a esa edición en un intento de contentar a sus seguidores americanos, algo molestos con algunas de las impresiones que Dickens apuntó sobre su país.
En enero de 1842 partió de Liverpool rumbo a América a bordo del Britannia en un periplo que fue bastante accidentado y que el autor narra con un humor socarrón en los primeros capítulos del primer volumen. Mal tiempo, mareos continuos y hasta un embarrancamiento en la llegada a Halifax marcaron el viaje marítimo de la pareja.

En esta primera parte del libro, me ha resultado curiosa la obsesión del autor por visitar instituciones benéficas, cárceles, manicomios y fábricas por las distintas ciudades por donde va pasando. Prácticamente es un recorrido por este tipo de lugares en Boston, Lowell, Connecticut o Nueva York. Tal vez ese interés le venía de sus primeros años cuando trabajó duramente en una fábrica de betún para calzado, en cualquier caso, no deja de ser interesante la visión que nos da de cómo eran estas instituciones en aquellos Estados Unidos casi recién nacidos. Muy interesantes las páginas dedicadas a Laura Bridgman, la primera niña sordociega educada en inglés a la que conoció en su visita a la Institución Perkins en Boston.
Dickens también nos cuenta en esta parte como ve otras instituciones americanas como la justicia o la Cámara de Representantes o el Senado que conocerá de primera mano durante su estancia en Washington donde conoció al mismísimo presidente y que aunque no lo nombra en el texto, entiendo que por la fecha sería John Tyler.
Hay varias cosas que molestan profundamente al autor, pero ninguna como la costumbre de los estadounidenses de mascar y escupir tabaco. Durante todo el libro Dickens se muestra asqueado por esta razón, y es que por lo que se ve todos los varones de todas las clases sociales se pasaban el día mascando tabaco y lanzando escupitajos con más o menos tino a escupideras o en su caso directamente al suelo.
Rumbo al oeste
En la segunda parte del libro el autor recorre los estados del interior en un viaje que le llevará a pasar por Pittsburgh, Cincinnati, Louisville hasta llegar a St Louis en Missouri para virar hacia el norte donde llegará hasta Niagara y cruzando la frontera canadiense hasta Montreal o Quebec que en aquellos años todavía eran posesiones británicas. Hasta allí llega en diversos medios de transporte como el ferrocarril, la diligencia o barcos de vapor.
En este viaje apenas nombra visitas a instituciones benéficas, cárceles o manicomios y es una narración que se parece más a un diario de viaje. El autor nos cuenta sus impresiones durante los penosos viajes en diligencia aguantando a los hoscos cocheros y los dificultosos caminos plagados de baches, describe los famosos barcos de vapor que surcaban los ríos americanos y que en muchos casos eran bombas latentes ya que los accidentes y explosiones en ese tipo de barcos era habitual o nos relata las distintas comidas que tanto él como sus acompañantes van disfrutando en las distintas paradas.
También nos cuenta algunos encuentros interesantes que tendrá a lo largo del camino como el que tuvo con un jefe Chocktaw que conoció en Louisville y con el que mantuvo una interesante conversación o con otro viejo indio en Sandusky (Ohio) que había sido intermediario entre el gobierno y su tribu en diversos conflictos.
Esclavitud
Durante todo el libro Dickens deja muy clara su posición contraria a la esclavitud y es que hay que recordar que en 1842, año en que se realizó el viaje, todavía no había tenido lugar la Guerra de Secesión que empezó en 1861 y por tanto la esclavitud era legal en muchos estados, sobre todo los del sur.
En este sentido, Dickens plantea su malestar por ejemplo la primera vez que le sirvieron esclavos cuando visitó Baltimore e incluso dedica un capítulo completo a este asunto hacia el final del libro donde podemos encontrar sus reflexiones sobre el tema y espeluznantes anuncios en periódicos que insertaban los amos en busca de sus esclavos fugados.
En estos tiempos de Black Lives Matter y profundos problemas raciales en Estados Unidos, resulta interesante ver de dónde viene y porqué, de aquellos polvos, estos lodos.
El viaje finaliza con la visita del autor a las Cataratas del Niagara que le sobrecogen, en una experiencia casi mística, y su recorrido por Canadá y vuelta a Nueva York. Allí poco antes de poner punto y final al viaje, visitará un asentamiento de Shackers donde no es muy bien recibido y de los que no se lleva muy buena impresión. El viaje de vuelta a Inglaterra desde Nueva York fue mucho más placentero, con mejor tiempo que la ida y menos mareos.
El libro se cierra con sus últimas impresiones y anotaciones sobre el viaje que añadió ya en 1868, bastantes años después del periplo inicial.
Apuntes sobre América – Charles Dickens
Traductor: Alberto Sesmero
Guillermo Escolar
Año 2020 – 312páginas
ISBN-10: 8418093196
ISBN-13: 978-8418093197