Hace un mes tuvo lugar una expedición curiosa. Un equipo dirigido por Bob Hobman, un tipo que ya tiene en sus espaldas varias expediciones y viajes (a sus 73 años lleva cuatro décadas navegando por el mundo) realizó un viaje de 48 horas entre las islas de Citera y Creta en una balsa de 12 metros, construida por ellos mismos con materiales proporcionados por la naturaleza y por supuesto sin ninguna ayuda de tipo mécánico (ni gps claro ;-)).
El motivo de tamaña empresa era demostrar “…cómo el hombre antiguo era perfectamente capaz de construir una nave y utilizarla para cruzar de forma segura una distancia considerable entre masas de tierra, utilizando para su construcción tan solo herramientas de piedra y elementos naturales“, según declaró el propio Hobman al diario El Mundo.
Y es que los arqueólogos encontraron en el agosto 2010 en la localidad cretense de Plakias y en la vecina isla de Gavdos herramientas de 130.000 años de antigüedad, lo cual prueba la existencia de viajes por el mar Mediterráeo mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora que se consideraba que las primeros habitantes de las islas griegas llegaron por mar hace unos 12.000 años.
Este tipo de expediciones nos traen a la memoria la mítica expedición Kon-tiki que, comandada por el noruego Thor Heyerdahl, viajó en el año 1947 viajó desde Perú hasta el Polinesia en un viaje de más de 7.000 kilometros y que plasmó en su libro “Kon-Tiki” publicado en 1951.
Por supuesto también recordamos las expediciones fallidas del español Kitin Muñoz, que intentó por tres veces cruzar el océano Pacífico en un barco hecho de totora.