Los que me lean habitualmente (si es que alguien lo hace, que lo dudo) sabrán que hace unos días acabé un gran libro de Bill Bryson sobre sus viajes por Australia, “En las antípodas”. Por supuesto mientras lo leía, hice muchas búsquedas por la red para disfrutar aun más la lectura. Así me enteré del aspecto que tiene una medusa cofre, leí sobre la espeluznante historia del cocodrilo que devoró a la modelo Ginger Meadows y me encontré por casualidad con la historia de Edward “Ryko” Reichenback.
Corría el año 1914 y un joven de 21 años cogió su bicicleta y recorrió Australia de sur a norte, desde Adelaida a Darwin en 28 días y 7 minutos. Así como quien no quiere la cosa “Ryko” recorrió 3.000 kilómetros en un increíble viaje que sin embargo, no era el primero que lo realizaba. Desde unos años antes era un reto deportivo y aventurero que fue realizado por diferentes ciclistas, eso sí, “Ryko” rebajó el record anterior en 15 horas.
Además de deportista y aventurero, también era fotógrafo y durante su travesía tomó más de 3.000 fotografías. Algunas de esas fotos son las que me han llevado a interesarme por su figura y su viaje. Durante su viaje, “Ryko” tuvo bastante contacto con los aborígenes y fueron precisamente esas fotografías alguno de los primeros documentos sobre cultura aborigen que llegaron al mundo. Consiguió lo que muchos antropólogos no habían logrado durante mucho tiempo, convivir con los aborígenes.
La mayoría de fotos que tomó Edward “Ryko” Reichenback se perdieron después de un robo en su casa, sin embargo quedaron algunos cientos que se conservan en la Northern Territory Library de Darwin, Australia.
Me encanta este tipo de gente.
Gracias.